Muy honda fue tu ceguera para no vislumbrar a tiempo que en el arte de unir palabras para engendrar emociones suele anidar el hambre, mi querido poeta pobre. Sin embargo eterno yaces bajo una pisoteada tierra donde el esperpento aún campa, siempre alimentado por la más grotesca infamia y la decadente realidad.
Todavía retumba tu alboroto, del que me declaro devoto no por su brío o su altura, sino por la mera ironía, burla y sarcasmo que en tal extremo brindaste. Combatiente de taberna, cronista de una época eterna que guarda el burdo significado de este periplo mundano que denominamos presente.
Pues vigencia tiene tu sombra en las luces de bohemia, desdichado escenario profanado una y mil veces por las más atrevidas sandeces y viles bajezas de miras. Porque incluso hoy en día continúan maltratando la cultura quienes, con trasnochados actos, más presumen de defenderla. En una sociedad donde desaprovechado es el talento, menospreciado el intelecto y hambriento el genio si no es de las oscuras finanzas, ¿no es un auténtico acto suicida cualquier inspiración artística?
Pero debo pedirte disculpas, pues no he venido a este sagrado emplazamiento a pedirte consejo. Tan solo mi alma despellejo ante tu inamovible figura, sinónimo del ingenio pero también de la locura.

Como no deseo mentirte, declaro que no solo eres mi ejemplo por tus atemporales frases y lúcidas reflexiones, ni por ese ético, estético y social discurso que se ha atrevido a hacer mella en la literatura española.
Temo el que fue tu futuro y con esa excusa cobarde me abrazo al más burgués conformismo, desdichado regazo que paraliza mi brazo pero al mismo tiempo me alimenta. Tinta vomitaré por mis actos y tal vez empobrecido acabe mi espíritu pero, ¿no es cualquier lucha perdida si la cultura sufre una letal herida por la que únicamente brotan monedas?
Ante este egoísmo bulímico incapaz de posponer cualquier frustración, tan solo puedo ofrecerte el sacrificio de mi yo bohemio como exigua recompensa. Tan lejos resuenan ya otras opciones, parajes o experiencias que asemeja ser otra vida en la que moriría por arte.
Mas no me malinterpretes, no busco clemencia, epitafio de oficio ni zafio responso plañidero. Firmemente con los pies en el suelo donde tu tumba reposa renuncio a lo que nunca he sido, y como fatuo reflejo de tu cóncavo espejo me retiro.
Texto: David Alva, redactor de contenidos.
Imágenes:
Luces de bohemia de Ramón María del Valle-Inclán (SM).
Luces de Bohemia Ilustrado (Mil Coeditores).
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